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El Ramadán

April 25, 2021

El Ramadán

Algún día de abril de 2021

Estimado Ricardo

Sigo pensando sobre cómo en una consulta médica terminamos hablando sobre los musulmanes y este carácter de violencia religiosa asociada. La historia de Abraham viene a remontarse a 1850 años antes de Cristo (otros lo ubican en el siglo VII A.C.) y a la fecha es considerado el gran patriarca bíblico, ya que es el punto de origen de las tres religiones monoteístas que protagonizan el mundo actual: el cristianismo, el judaismo y el islamismo. Cada una de ellas toma su carácter de acuerdo a la llegada de su último y más importante profeta: Jesus en el año dómini o cero y Mahoma con el islamismo hacia el año 570 D.C. En el caso del judaísmo podríamos considerar que aun no ha llegado.

El islamismo ha definido su calendario de acuerdo a los ciclos lunares, de tal forma que un año musulmán viene a ser más o menos de 355 días, Ricardo, un poco menos de los 365 días que rigen nuestro calendario solar. Cada 9 meses de este calendario lunar, justo cuando comienza la creciente (la reconocemos a simple vista en Colombia porque la luna forma la letra C) todos los musulmanes comienzan un período de ayuno hasta el siguiente período lunar, esto es, un poco menos de 30 días. En este ayuno se permite alimentos y bebidas solo en la noche, y a lo largo de este mes hay abstinencia sexual, nicotínica y de conductas pecaminosas que la religión ha tipificado.

Hace ya dos años tuve la inesperada (casi obligada) oportunidad de viajar a Marruecos justo en los últimos días del Ramadán. Tanto en los barrios tradicionales (las medinas) como en los más modernos se siente la solemnidad de la celebración, no es un festejo, no hay procesiones ni mucho menos bailes, de manera periódica suena a través de un megáfono el estridente canto de un orador, podríamos compararlo con las campanas y la voz del párroco que se emite desde de las torres de las iglesias, algo común en algunos de nuestros municipios.

Mientras pregona el orador hay un silencio ambiental marcado y casi que desaparecen las personas, solo quedan deambulando los estupefactos turistas. Los fieles en un espacio íntimo asumen una posición acurrucada, tal cual lo ha visto usted en fotos o videos. Es el momento de las plegarias y lectura del Corán y esto a lo largo del día, de la noche, sí, toda la noche y la madrugada en la que incluso un carro en movimiento con su perífono perpetúa este incomprensible canto del orador.

Al finalizar el Ramadán, todo es desaforado, salen más mujeres a la calle, aparecen los niños correteando, hay humo proveniente de los restaurantes callejeros y de fumadores empedernidos, se comprende entonces, la importancia religiosa de la celebración, el sacrificio (heredado por Abraham al inmolar a su propio hijo) y este gran sentido humilde de pertenencia y reflexión por su creencia, que viene a ser tan distante del imaginario violento creado por una minoría extremista.

Con aprecio

Alberto